29 de mayo de 2010

Saber cuando hay que decir NO

El NO es sano, saludable, y por lo tanto, positivo cuando nos negamos a ir en contra de nuestra formación y ética a nivel privado y profesional.

Frente a la desconfianza de un potencial cliente por falta de datos, o por una percepción distinta del mercado, o formación inadecuada sobre el asunto que se trata, o bien, objecciones injustificadas después de informarle en qué consiste un producto, o servicio mejor decir: NO.

¿Qué justifica invertir tiempo y energías en nuestros negocios con personas desagradecidas y que pretenden saltarse el respeto por nuestra labor y conocimientos en su beneficio?

Absolutamente nada justifica dedicar esfuerzos a personas que no quieren entender o forma parte de su naturaleza fastidiar al prójimo, por lo tanto, no atendiéndo su petición nos hacemos un favor, ya que "Dios los cria y ellos se juntan", es decir, seguro que irán a parar en manos de otras personas de su misma naturaleza. Por lo tanto, saldrán escarmentados y volverán a solicitar de nuestros servicios más adelante, o recomendarán nuestros servicios a las personas que aman.

Se imaginan tener una cartera de clientes quejosos y exigentes llamándonos todas las semanas por no haber entendido que les ofrecíamos…hay que marcar los límites y las espectativas para que no se sientan fustrados y sí agradecidos para fidelizarlos o para que nos traigan nuevos clientes.

Luego entiendo este buen hacer como algo harmonioso y equilibrado para seguir trabajando plenamente satisfechos de nuestra labor.

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